Redacción
El Instituto Nacional de Estadística acaba de publicar la “Proyección de la Población de España a corto plazo, 2008-2018”, y en lo que concierne a Extremadura el panorama es patéticamente desolador por deprimente.
La proyección, matemática y estadísticamente, se realiza considerando la situación demográfica del territorio en la actualidad y sus inmediatos antecedentes. Se evalua y proyecta la población en base a las edades de los habitantes, sexo, evolución migratoria y otras variables. El resultado, con una Extremadura demográficamente dereriorada, consecuencia de una economía subdesarrollada, no podía ser distinto al presentado por el INE.
En lo que respecta a la población total, el INE cifra en 1.090.635 los habitantes de Extremadura en 2018, mientras que la población total española se establece en 49.084.332. España demográficamnete crece, Extremadura no, decrece en términos absolutos y muchísimo más en cifras relativas.
En el período comprendido entre los años 2008-2017, el INE proyecta en crecimiento vegetativo en Extremadura (nacimientos menos defunciones) negativo. Morirán hipotéticamnete 14.035 personas más de las que nacerán.
Este frustrante panorama queda relativamente suavizado por un saldo migratorio (emigrantes menos inmigrantes) positivo de 17.466 personas.
Ahora bien, considerando que la proyección se ha realizado con anterioridad a que la recesión económica estallara, moderando la inmigración del extranjero la realidad puede empeorar.
Finalmente, los habitantes de Extremadura de 65 y más años, que en 2008 eran 202.879 personas, el 18,8% de la población total, subirá a 214.436 ciudadanos, el 19,6% de susodicha población. En resumen, las consecuencias de 26 años de degeneración económica, que ya se ha dejado sentir sobre el pueblo extremeño, empeorará mucho más, siendo esta una de las secuelas de gobernar al margen del pueblo y sin el pueblo.