Sabido es que el gobierno español pretende cambiar algunas insignificancias a la Ley de Seguridad Ciudadana de 2015. Cambiar poco más o menos que algunas comas para poder decir que la ha reformado, aunque continúe jugando el mismo e intenso papel represor. Algo muy parecido hicieron con la Reforma Laboral.Pero a los agentes de los cuerpos represivos les parece demasiado el cambio; no quieren perder ni un ápice de impunidad en sus deshumanizadas actividades represivas. Ellos pueden multar y golpear, pero que a ellos que no les toquen.
Pues bien, hoy, en Madrid, se han manifestado bajo el lema “Por una España más segura”. Lo que no han especificado para quienes quieren esa seguridad. Cualquiera sabe, sin embargo, que la seguridad no la piden para las miles de personas que se ven una y otra vez obligadas a manifestarse contra las embestidas del capital, gobierne el PSOE-UP o el PP (tanto monta, monta tanto).
Los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, convocados por el la plataforma ultraderechista Jusapol han recorrido varias calles de la capital del Reino de España para pedir, como decimos, que la Ley Mordaza quede sin ser reformada.
Miguel Gómez, presidente de Jusapol, ha expresado que con esta reforma “los policías y guardias civiles tendrán más difícil, y en ocasiones casi imposible, llevar a cabo su labor”. Y, en un ejercicio de denodado cinismo, ha añadido que “quienes sufrirán las consecuencias serán los ciudadanos”.
Aquí lo dejamos. Únicamente subrayar que los manifestantes de hoy no han sentido caer ni una sola porra sobre sus cabezas. Ellos dan, pero nunca reciben. No lo olvidemos.