
Estamos convencidos de que el alquiler de bicicletas públicas y, en general, el fomento y uso de la bicicleta en la ciudad es una medida no sólo oportuna, sino imprescindible. Pero es el resultado de un proceso, no un fin en sí mismo. Previamente, es necesario que se den los pasos adecuados y por su orden: concienciación e información ciudadana, medidas de pacificación del tráfico de vehículos a motor y, finalmente, una red de carriles bici continua y bien estructurada por las principales
vías de la ciudad.
MAL USO DEL DINERO PÚBLICO
La puesta en marcha de proyectos mal concebidos desde un principio es otra forma de despilfarro de dinero público.
Mientras que no se desarrolle un Plan de Movilidad Sostenible (tal y como recomienda la legislación europea para ciudades de más de 80,000 habitantes) lo más probable es que la inversión de 180.000 euros del proyecto de alquiler de bicicletas no de buenos resultados. El resultado de invertir sin planificar es que el fracaso está asegurado. Los representantes de la Junta y del Ayuntamiento tendrán la excusa perfecta para no tomarse en serio el problema del tráfico. Se olvidarán del uso y fomento de la bicicleta y del transporte público así como de la peatonalización progresiva del centro urbano, todas ellas políticas necesarias para mejorar la calidad de vida en la ciudad.
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