José Tomás Cruz Varela
En ciertos estamentos, la corrupción, ha buscado y localizado ciertos poros por donde penetrar subrepticiamente y con la aquiescencia e los presuntos beneficiados. Tal comentario viene al caso tras haberse decubierto los "sobresueldos" que se reparten los consejeros de la Cámara de Cuentas Andaluza desde hace unos seis años, consistente en la percepción de 600 euros mensuales brutos, que en el caso del presidente, Rafael Navas, se eleva a 750. Lo curioso del caso es que dicha regalía también la cobran durante el período de sus vacaciones oficiales, en concepto de "gastos de representación", pero sin la obligación de tener que soportar el engorroso trámite de presentar facturas justificativas como todo hijo de cristiano.
 
A nivel político, manejar fondos públicos con tal arbitrariedad por parte de los miembros de un "organismo fiscalizador", constituye un descaro inadmisible pero nadie se rasga las vestiduras lo cual es más grave aún.
 
El Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, manifestó haberle "sorprendido bastante" el régimen económico de los miembros de la Cámara, toda vez que lo normal en cualquier Organización es la percepción de dietas unido a la pertinente justificación posterior.
 
Más descarado todavía resulta que los citados consejeros, dispongan de "tarjetas de crédito" institucionales y tengan autorizado duplicar su gasto mediante la presentación de facturas.
 
Todo este tipo de maniobras tienen muy difícil encaje legal pero lo cierto y verdad es que nada se habría sabido de no ser por el periodismo de investigación realizado por un medio de comunicación de amplia difusión nacional. Detestable el comportamiento de estos profesionales e intolerable por parte de quién lo autorizó y ha seguido tolerándolo.