José Antonio Rebolledo (UPyD Badajoz)
Pues bienvenido sea el diario “Extremadura Progresista” si de progresar en algo se trata. Y lo más indicado para un diario, digital en este caso, es que contribuya a la libertad de expresión de la sociedad. Libertad en el sentido serio de la cosa. Porque si alguien entiende por ello que uno pueda decir barbaridades de políticos y autoridades en la barra de un bar y que no le sancionen, eso no vale. Esa es la vulgaridad en que ha caído este país desde que el Sr. Guerra y sus chicos comenzaron a meter mano en el sistema educativo a fin de crear idiotas y licenciados en incultura para así poder seguir gobernando. Y es una opinión bastante compartida. Aquí se puede decir lo que quiera y rayar, o llegar, al insulto, pero no critiques con razones al sistema porque corres el riesgo serio de ser “aniquilado”. No pueden remediarlo. No les gusta. Y es que sus “papás” doctrinales eran totalitarios y eso está en los genes. A fuego, grabado.
Y estas deducciones las saco de lo observado en el día a día. Y les pongo ejemplos vividos: Como algunos saben yo, hasta hace casi un año, escribía una columna de colaboración en Hoy. Y era bastante leída, como podía constatar por los lectores que se dirigían a mi. Fui contratado por el director general y director del periódico anteriores a los actuales, en su despacho, y la columna hablaba de “cosas nuestras”, de nuestra tierra, de cosas bonitas y de críticas a nuestros gerentes políticos y de ambas cosas recibía llamadas. De las bonitas, en directo con las personas que les había gustado. Las de los “otros” a través de terceros que dicen ser amigos (¡qué degradación de la amistad, Dios!) que, “cariñosamente” me aconsejaban que no me metiera en esos terrenos. Pero por críticas triviales, de las que están a la vista de todos. Pero es que no. No lo admiten. ¿Y quiénes son para no admitirlo? ¿Quiénes creen que les paga para que lo hagan bien?. Y, días antes de las pasadas elecciones, antes de que fuera público mi militancia en UPyD, una chica, en nombre del periódico me pedía que no enviara más la columna.
Juzguen vdes. mismos la forma. Otro ejemplo: hay gente que colabora en este pequeño partido de UPyD, en el que curiosamente, todos los que estamos hasta ahora no nos ha llamado nadie. Hemos acudido voluntariamente a la libertad de expresión y lenguaje directo. Rosa Díez no nos mandó ningún recado. Ni siquiera nos conocía y, casi ninguno, nos hemos dedicado a la política con anterioridad. Pero es que estábamos “hasta porcima el pelo” de los que están (en gobierno y oposición), enredando, acomodados, chupando del bote de todos, y de nuevos caciques. Estamos hasta…(más arriba). Pues, como decía, hay gente que colabora, pero “en secreto” porque, si no, su pequeña empresa familiar se puede ver amenazada con el veto de trabajos específicos que puedan hacer para el “poder”. Así nos lo dicen.
Bueno, pues que, por lo que ven, no creo que haya libertad de expresión en nuestra Región. Pero vamos a tratar de que así sea, llamando a las cosas por su nombre,que no es malo. En política es sano lo que pasa es que, en el camino, a muchos les pueden salir los colores (¿Vdes creen?).