Y sigue borboneándonos

ARTURO DEL VILLAR.EL rey decrépito Juan Carlos de Borbón y Borbón quiere continuar borboneándonos, para no perder la costumbre. Estuvo la noche del 18 de abril en Stamford Bridge viendo el partido jugado por su equipo, el Real Madrid, invitado por el presidente Florentino Pérez en su palco, porque son muy amigos, como es fácil comprender entre dos grandes negociantes. En cambio, no cenó con el rey Carlos III de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, pese a haberlo anunciado sus turiferarios, que no han tenido a bien explicar su error protocolario. Su destino era Vigo, adonde viajó en el lujoso jet privado que pone a su disposición otro de sus poderosos amigotes, un jeque árabe de los que lo sostienen en su dorado exilio de  Abu Dabi. Los jeques son muy amigos suyos, porque han hecho pingües negocios secretos juntos.

Los jeques también atesoran grandes fortunas y espléndidos harenes, lo mismo que el ahora rey decrépito cuando estaba en del ejercicio de sus funciones reales, los ratos que no pasaba en la cama bien acompañado, haciendo el salto del tigre con alguna de sus bárbaras barraganas. Como dice el refrán árabe, Alá los cría y ellos se alían.

Ahora el proclamado anticonstitucionalmente rey decrépito se mueve apoyado en un bastón y auxiliado por dos guardaespaldas, que tiran cada uno de uno de sus brazos, porque su decrepitud le impide mantenerse en pie, aunque debieran ser dos guardias civiles quienes lo trasladaran a su destino definitivo, como uno de los delincuentes que más ha robado al pueblo durante los 39 años infames de su reinado, distribuidos entre amasar su gran fortuna como comisionista de todos los chanchullos económicos del reino y disfrutar de un harén de 1.500 odaliscas pagadas con cargo a los fondos reservados del reino, porque él no saca un euro de sus cuentas bien situadas en paraíso fiscales para abonar sus vicios. Así se consigue ser un muchimillonario, basta con ser rey de un país idiotizado.

A pesar de sus bamboleantes pasos, dice que ha venido a Sanxenxo para tomar parte en las regatas, como patrón de su yate oportunamente llamado Bribón, porque lo es. Si no se sostiene en pie en la tierra, puede imaginarse lo que hará en el mar, pero no será extraño que obtenga alguna victoria sonada, porque para eso es el rey, aunque decrépito, y es costumbre que los coronados nunca pierdan ningún juego. El que siempre pierde ante el rey es el pueblo que lo sostiene con el pago de sus impuestos. El monarca siempre es el enemigo público número 1 de su pueblo, y cuando es decrépito continúa siéndolo. En el caso de Juan Carlos de Borbón y Borbón se comprende su actitud, porque fue designado sucesor a título de rey por el dictadorísimo genocida que provocó una guerra cruenta y una posguerra criminal. El aspirante le juró lealtad a su persona y fidelidad a sus leyes ilegales, y por primera vez en la historia un Borbón cumplió su juramento y ha prolongado hasta ahora el régimen fascista.

La historia es sabida por todos, y sin embargo asombra ver a una tropa de periodistas llegados a Sanxenxo para contar las gracias del decrépito vuelto de su voluntario exilio económico, que no político. Y los noticiarios de las cadenas televisivas abren sus informaciones contando a qué hora lo han bajado semoviente al yate, si ha saludado con la real mano, si ha sonreído o ha dicho que no tiene nada de lo que arrepentirse.

Porque eso lo afirmó durante su anterior estancia en Sanxenxo. Tiene cara para so y para más. Debe de haber olvidado que cuando lo trajeron de su fracasada cacería en Botsuana tuvo que lamentarse públicamente de haber ido allí, reconocer que se había equivocado al hacerlo, y prometer que no volvería a cometer el mismo disparate. Es verdad que no lo repitió, porque había quedado inservible, según comentó urbi et orbi su compañera de aventura y cama, la falsa princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, por lo que se apresuró a abandonarlo por otras camas mejor habitadas, y en venganza le puso una denuncia internacional. El desprestigio del reino de España no puede caer más bajo. ¿O sí?

Qué país el nuestro de ovejas sumisas tolerantes con las hogueras de la Inquisición, en las que se quemaba vivos a los considerados herejes, y con las condenas a muerte por garrote vil de sus monarcas absolutos.

La trágica historia de España es una vergüenza continuada, solamente con dos actuaciones civilizadas del pueblo, cuando echó a los borbones en 1868 y en 1931. Aquellos ciudadanos no parecen españoles, son otra raza. Lo demás es abyección de un pueblo drogado, unas veces por la predicación de los curas, otras por la afición desmedida al fútbol. Realmente no tenemos remedio, y nos merecemos que nos sigan borboneando, puesto que lo toleramos. ¿Hasta cuándo?

ARTURO DEL VILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO

Comentarios
Añadir nuevo
Nombre:
Email:
 
Título:
Código UBB:
[b] [i] [u] [url] [quote] [code] [img] 
 
 
:angry::0:confused::cheer:B):evil::silly::dry::lol::kiss::D:pinch:
:(:shock::X:side::):P:unsure::woohoo::huh::whistle:;):s
:!::?::idea::arrow:
 

3.26 Copyright (C) 2008 Compojoom.com / Copyright (C) 2007 Alain Georgette / Copyright (C) 2006 Frantisek Hliva. All rights reserved."

 

El Bueno

EL FEO

EL MALO

UNO QUE PASABA POR AQUI