Félix Barroso Gutiérrez
REMEMBRANZAS.En cierta ocasión, leí en un periódico que un ciudadano de Salamanca, que se apellidaba Cortés, como el famoso conquistador extremeño (doble faz, espada y cruz) Hernán Cortes de Monroy y Pizarro Altamirano (tan largos apellidos suenan a rancia aristocracia), había inventado un artilugio para facilitar que las mujeres pudiesen orinar de pie: una especie de cono de cartulina impermeable que se adaptaba perfectamente al cuerpo femenino. Pues mira por dónde que ayer, al tomar una calleja, húmeda y penumbrosa, que bajaba del casco urbano y se adentraba por huertos que, ahora, están empapados de agua, me vino fotograma de otros tiempos, ya periclitados. En el mismo camino, al revolver, una mujerona, entrada en años, meaba tranquilamente puesta de pie y con las piernas abiertas.
Apenas si tenía recogida hacia arriba la larga saya negra. Hacía bueno aquel refrán que recopiló el extremeño Gonzalo Correas Íñigo (Jaraíz de la Vera, 1571) en su ‘Vocabulario de refranes y frases proverbiales’ (1627): ‘quien mucho se arremanga, vésele el culo y la nalga’. El chorro de orín caía sobre la superficie medio carambanada de la callejuela, salpicándole las piernas. Damos por supuesto que no llevaba bragas. La mujer estaba en sus perfectos cabales y no era nada de extraño encontrarse con tal estampa en los años de nuestras infancias y adolescencias. Cuando acabó de orinar, se limpió con las mismas sayas y ¡ancha es Castilla! Ella hacía lo mismo que la mayoría de las mujeres que ya peinaban moño con canas, si le apretaban las ganas y el corral no estaba a mano. El caso era, como también refraneaba Correas, tener ‘buena orina y buen color, y tres higas al doctor’.
No había saneamiento en el pueblo y las duchas y bañeras brillaban por su ausencia. La higiene, como es lógico, dejaba mucho que desear. No importaba. En tiempos de verano, el sudor se compartía y nadie ponía el grito en el cielo. Todos olíamos a lo mismo y, por ello, nuestras napias no captaban extraños olores. Tampoco es que el personal deambulara como puerco en lodazal, aunque había quien no se amollecía las cascarrias nada más que de Pascuas a Ramos, olvidándose totalmente en los inviernos tan llenos de hielos y ventiscas. Ya lo verseaba José María Gabriel y Galán (lo de la ‘y’ es una añadidura impostada) en su poema ‘El Baño’: ‘Estaba yo esti agostu / bañándumi en el Cáparra, / que yo una ves al añu / me lavu el cuerpu n,amas / pol mo de que no gruñan / mi madri y la muchacha / que dicin que un remú / le curtu cá semana (…)’. Pero estamos en enero y, en enero, fue también el día del encuentro en la calleja.
La mujerona rodeó la cabeza, me vio y se puso a darme voces: ‘¡Guarrindongu! ¿Qué jadis ahí mirandu, cumu una espetera? ¡Aballa prestu, calambucu! ¡Vaiti a espigal la magarza! Encima se dirigía a mí, que estaba más cortado que las mangas de un chaleco, llamándome cochino y me echaba de allí a grito pelado, como si fuera suya la calleja. Quería la tiarrona poner puertas al campo, cuando el campo era el meadero público de todos los vecinos. Por cierto, el pasado día de Reyes se cumplió el 117 aniversario de la muerte de ‘El Poeta’, pues por estas tierras del norte cacereño y del sur salmantino ‘El Poeta’ solamente era uno: José María Gabriel y Galán, al que ‘La que Nunca Muere’ le empantanó los pulmones y una neumonía fulminante se lo llevó el 6 de enero de 1905. Solo había cumplido 34 años. Dejó honda huella entre los campesinos de esas zonas y muchos de sus poemas, aquellos en que los gañanes y pastores veían retratados sus alegrías y pesares, se leían y releían en las noches invernales, junto al fuego. Llegaron a memorizarlos gente analfabeta de tanto oírlos, cual si se tratase del viejo romancero.
Seguro, no; segurísimo que la paisana no escuchó nunca el poema ‘Tango del Viudo’, del chileno Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido por Pablo Neruda. Sus versos dedicados al acto de mear de una mujer son de antología: ‘Daría este viento de mar gigante (…) / por verte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa, /como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada…’. Pero a Pablo no le tienen envidia, en cuanto a esa función escatológica, los versos de otro vate sudamericano: el argentino Baldomero Eugenio Otto Fernández Moreno (¡qué manía de poner tantos nombres a una persona!), quien, en su poema ‘Aguas al viento’, dejó escrito lo siguiente: ‘Vi una rosa bermeja, / tanto, que daba miedo, / dos pétalos de carne / abiertos, gordezuelos, / y un grueso chorro de oro / rectilíneo, violento, / que levantaba espumas / al chocar contra el suelo / (…)’.
Hoy, nos ha dado meona. Con vuestro permiso, voy a hacer aguas menores. De vez en cuando, un texto heterodoxo, desinhibido, algo desvergonzado y no apto para gente estrecha y mojigata, es bueno y saludable. La semana que viene nos vemos.
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ESTADO PANDÉMICO DE LA REGIÓN EXTREMEÑA
A fecha de 12 del presente mes de enero, se contabilizan 49 personas ingresadas en los hospitales extremeños por Covid-19. Cuatro de ellos se encuentran en la UCI. El número de fallecidos en la última semana asciende a siete. Son dos mujeres de Cáceres, de 95 y 85 años; otra de Badajoz, de 91 años, y una cuarta de La Puebla de Alcocer, con 66 años. Los varones son: uno de Sierra de Fuentes, con 93 años; otro de Montehermoso, con 91 años, y un tercero de Villa del Rey, con 61 años. La incidencia acumulada en mayores de 60 años a los 14 días es de 210,49 casos por 100.000 habitantes. Aunque el nivel de riesgo es 0, lo que implica que la situación está controlada, no cesa el número de fallecidos y aumenta el número de ingresados. Atentos, pues. La pandemia sigue latente. Preciso será no olvidarlo.
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RADIOGRAFÍA DE LA ACTUALIDAD SOCIOPOLÍTICA
Los días corren y cada vez están más cerca las elecciones autonómicas y municipales. Cuando nos queramos dar cuenta, ya estará encima el domingo, 28 de mayo. Se afilan los cuchillos y no solo porque sea tiempo de matanzas, sino porque las matanzas se extenderán este año hasta bien entrada la primavera, cuando posiblemente (¡qué más quisiéramos!) no haya desaparecido del mapa la letal catástrofe de la guerra de Ucrania. Sigue este conflicto dando que hablar, aunque los bulos y la terrible manipulación nos hacen desconfiar no solo de la parte rusa, sino también de las democracias occidentales. No hemos visto que se haya desmentido lo publicado en el periódico sueco ‘Nya Dagbladet’, acerca de un memorándum secreto redactado por la ‘Corporación Rand’, con vínculos en el Pentágono y que lleva fecha de enero de 2.022. A tenor de lo manifestado por los periodistas suecos, el plan secreto de los EEUU de Norteamérica se plantea destruir la economía europea con la excusa de la guerra de Ucrania, incidiendo fundamentalmente sobre Alemania, que está considerada como la locomotora de la UE. Sabido es que Alemania se ha puesto en cabeza gracias al petróleo y al gas ruso.
EEUU ha empujado a Alemania a prescindir de él, lo que le puede acarrear todo un desastre metalúrgico y petroquímico, con una perdida en torno a los 300.000 millones de euros. Si Alemania cae, el resto de Europa va detrás. Desempleo y emigración. El imperialismo del Tío Sam está utilizando la OTAN para dos cometidos: desgastar completamente a Rusia, obligando a Europa a seguir enviando miles de millones de euros en armamento y otros equipajes a los ucranianos y, así, la guerra se enquista y se eterniza, y que EEUU pase a convertirse, mediante el unilateralismo, en algo así como el gurú espiritual de las democracias occidentales. El anhelo de la Europa de los mercaderes de dominar totalmente las riquísimas tierras ucranianas no pasará de una utopía, porque serán los yanquis los que tengan la sartén por el mango y sin poner un solo hombre sobre el teatro de las operaciones y sin pegar un tiro. Ellos envían armas y millones de dólares, pero, como siempre, buscan rentabilidad a lo invertido.
Está claro que Europa se quedará a la luna de Valencia y Alemania de ser locomotora pasará a ser un vagón más del tren que conducirán los conmilitones de Joe Biden. Los dirigentes de la Unión Europea, incluidos el belicoso gobierno de España, a quienes les han abierto la sesera y les han clavado a martillazos la consigna de ‘Rusia es la culpable’, o están en el limbo o se hacen los suecos, nunca mejor dicho. Al fin y a la postre, EEUU, donde prima el neoliberalismo por ideología, llámense republicanos o demócratas, tiene el mismo perfil ideológico que la Europa mercantilista, dominada por el Partido Popular Europeo (derecha política y económica). La socialdemocracia es todo un cuento; no existe. Se ha convertido en un mero y memo reformismo. Países europeos con gran tradición socialdemócrata, como Suecia o Finlandia, orgullosos de su neutralidad, han picado el anzuelo, han abjurado de sus principios y han sido atraídos hacia el emporio e imperio unipolar del atlantismo.
La guerra de Ucrania le va a salir a Europa por un ojo de la cara. Además, el memorándum secreto señala que, una vez constreñida Rusia a sus mundos asiáticos, sin tener derecho siquiera a un colchón territorial que pueda garantizar la seguridad de sus fronteras, EEUU meterá sus garras de ave de rapiña en el Ártico europeo y, colonizándolo, explotará sus inmensas reservas de materias primas. ¿Por qué ningún país europeo ha desmentido este memorándum? No hay peor ciego que el que no quiere ver. ¿Pero y si el oso ruso se siente acorralado y se lanza a morir matando? ¿Y si entra en juego China, Irán y la India? Ya lo dice el refranero: ‘quien juega con fuego, acabará quemándose’. El dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca también lo decía muy claro: ‘El valor es hijo de la prudencia, no de la temeridad’. ¡Ojo con los amigos! Lo advierte otro adagio: ‘Amistad que siempre dice “dame”, más que amistad parece hambre’.
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Han caído los termómetros. La noche del tercer domingo de enero ya hace honor al mes. Hora iba siendo que el frío llegara por estos pagos. No solo agua, también la escarcha es buena a su tiempo. Y con la rosada y nuestro ‘Poeta de la Niebla’ cerramos un capítulo más. Una composición heteróclita y algo rulfiana. De su poemario ‘Del Telúrico Son de la Tierra’.
MUJERES MEANDO DE PIE
Como el sol que nos alumbra,
que las vi abiertas por los muslos,
de pie puestas, y escuché chorro
impetuoso de meado, como
torrente de rubia cerveza,
saliendo de sus resobadas
vulvas. Salpicaba las piernas
y la tierra y, luego, limpiábase
sus partes con la saya negra.
Eran mujeres viejas, hechas
al sonar cotidiano de años
de antes de la Guerra. Echaban
por velludos morros eructos
de timbre altisonante y mugían
por los gases. Y les sonaban
las carnes a pesados fardos,
cansadas ya de ir de un lado a otro
por sernas, josas y repajos.