Félix Barroso Gutiérrez
REMEMBRANZAS.Ya están llegando las grullas. Su trompeteo resonante y fuerte, que se articula merced a una tráquea que se curva y se asienta en la cavidad torácica (auténtica caja de resonancia), nos ofrece una gama de sonidos roncos y bajos. Los más jóvenes de esta familia de los ‘Gruidae’ emiten al modo de sostenidos silbidos cuando siguen a los adultos en pleno vuelo. Con sus patas y cuello estirados, forman las características puntas de lanza, en forma de uve, surcando los cielos en estas tardes del sombrío mes de noviembre. Desde los cenagales o marjales de la taiga del norte de Eurasia, arriban cuando avanzado va el otoño a nuestras dehesas, no solo en busca de la bellota, sino de otros tubérculos, tallos, rizomas, frutos y semillas, sin hacer ascos a todo tipo de insectos, anfibios roedores y pececillos de las charcas, lagunas y embalses.
Nuestros abuelos decían aquello de ‘Cuantis trasponi San Ugeniu (15 de noviembre), las castañas en la lumbri y las grullas en el cielu’. Y también comentaban: ‘cuandu las grullas van pa baju, al pastol l,aginan los trebajus; cuandu van pa,rriba, el pastol se arrasca la barriga’. Este último adagio refiere cómo las grullas anuncian, en su llegada a los terrenos adehesados, que el invierno anda cerca y hay que andar de un sitio para otro buscando algo de comida y abrigada para el ganado. Pero cuando van para arriba, ya de regreso, en el mes de febrero, vocean que se acerca la primavera y los ganados podrán pastar libremente, por lo que el pastor tendrá mucho más tiempo libre para andar tocando el rabel y la chirimía. Una tercera conseja era la de: ‘A tu tierra, grulla, con una pata sola y sin metel bulla’. El dicho hace mención a la costumbre de la grulla de mantenerse sobre tierra firme con una pata sola, a la vez que se encomian los beneficios de vivir en la tierra natal, donde se encuentran la familia y los allegados, pero procurando no emitir muchas estridencias.
Es impresionante observar en el ocaso de estos días a las bandas de grullas hendiendo el firmamento, buscando su lugar de dormida. Auténticas saetas cuyo aguzado ápice lo conforma una grulla, que es la que ejerce de guía, pero permite que la turnen otras, a fin de descansar y no descomponer la formación. Por ello, escuchamos más de una vez: ‘grulla lantera, a la postri, se güelvi la trasera’. Aves longevas, que pueden llegar a los 30 o 40 años y que practican una sólida monogamia; solo buscan nuevas relaciones en caso de que fallezca la pareja de toda la vida. Antiguamente, estaban asociadas al dios Hefesto, que, en la mitología griega, era el dios del fuego y la forja. Se relataba que este dios habitaba en las orillas del río ‘Okeanos’, que rodeaba la tierra y que era el lugar escogido para la invernada de las grullas. Estas aves, consideradas en el Japón símbolo de paz y de esperanza, fascinaron al poeta Luis de Góngora y Argote, dedicándoles unos hermosos versos en su ‘Soledad I’: ‘Pasaron todos pues, y regulados / cual en los Equinocios surcar vemos / los piélagos del aire libre algunas / volantes no galeras, / sino grullas veleras, / tal vez creciendo, tal menguando lunas / sus distantes extremos / caracteres tal vez formando alados / en el papel diáfano del cielo’.
Varios relatos y cuentos de la antigüedad también muestran a las grullas como unos animales que son los autores del crimen revelado, los que se encargan de vengar a una persona asesinada, como fue el caso del poeta latino Íbico. Este vate, siendo víctima de mano airada en la soledad del campo y no teniendo testigos a mano, en la agonía de la muerte, vio pasar a un bando de grullas y encomendó a estas que le vengaran. No tardando, estando los asesinos en el teatro, llegaron varias grullas y comenzaron a trompetear sobre sus cabezas. Estos, al verlas y oírlas, se echaron a reír y dijeron: - ‘Ya están ahí las grullas que vienen a vengar a Íbico’. Lo escucharon algunos ciudadanos y, tirando del cabo, se desenrollo toda la madeja. Fray Luis de León hace alusión en unos versos (‘La Oda al Licenciado Juan de Grial’), vv. 6-15, a ese antiquísimo relato.
Desgraciadamente, el número de grullas está desapareciendo y abandonan antes las zonas de invernada. En ello influye el cambio climático, con su calentamiento global y la disminución de las zonas encharcadas, necesarias estas para sus áreas de dormida, con el fin de librarse de los depredadores. El avance de la desertificación está alterando sensiblemente sus hábitats, lo que repercute ostensiblemente en el equilibrio de los ecosistemas. El futuro es negro, a tenor de las conclusiones de la conferencia sobre el cambio climático celebrada, hace cuatro días, en un país tan siniestro y tan poco respetuoso con los derechos humanos como es Egipto. Tal que aquella otra celebración sobre la ‘Copa Mundial de la Fifa-2022’, que tiene lugar estos días, en Catar, otro paraíso de la xenofobia, homofobia, dogmatismo teocrático y esclavización de las masas trabajadoras. El cinismo mundial no tiene límites. ¡Pobres grullas!
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REPASO AL ESTADO PANDÉMICO DE LA REGIÓN EXTREMEÑA
Cuatro fallecidos por Covid la pasada semana: una mujer de 98 años en Cheles (área sanitaria de Badajoz), una mujer de 90 años en San Martín de Trevejo y un hombre de 78 años en Moraleja (área sanitaria de Coria) y un varón de 95 años en Plasencia (área de salud de Plasencia). Hay 20 persona ingresadas en los hospitales extremeños por Covid; ninguna se encuentra en UCI. La incidencia a 14 días en mayores de 60 años es de 137,42 casos por 100.000 habitantes. La incidencia sigue controlada, al encontrarse en un nivel de riesgo 0.
RADRIOGRAFÍA DE LA ACTUALIDAD SOCIOPOLÍTICA
Un misil tierra-aire sobrevoló el pasado marte parte de los cielos de Ucrania y vino, lamentablemente, a caer en la perdida aldea polaca de Przewodóv, a diez kilómetros de la frontera ucraniana. Increíble la velocidad de crucero de Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, cuya capacidad teatral es de sobra conocida, para acusar de inmediato, sin aguardar a que se comprobara con firmeza, a Rusia como la culpable de haber lanzado el proyectil. Dos muertos y, por lo que hemos leído no en la prensa occidental, con órdenes taxativas de censurar todo lo que pueda socavar la credibilidad del ejército ucraniano, sino en otros medios rigurosos e independientes, el gobierno ucraniano y otros capitostes de dicho país se frotaban las manos porque todo hacía prever que la OTAN entraría en la contienda. Había sido atacado un país de la Alianza y la OTAN, tal y como había prometido, afirmando que defendería con uñas y dientes cada centímetro de terreno atlantista, se vería obligada a cristalizar sus promesas.
Es lo que, en realidad, pretende Volodimir Zelenski, que la guerra escale más alto y la OTAN descuartice al oso ruso. Cuando se ha sabido la verdad y ya nadie niega que el misil procedía de las defensas antiaéreas ucranianas, llegó el mesarse los cabellos y rasgarse las vestiduras. ¿Fue un error de cálculo ese lanzamiento o, por el contrario, fue lanzado adrede? La duda cunde ya por muchas cancillerías y muchos ciudadanos de pie en Europa, en los EEUU y en otros países han visto la otra cara de los mandamases ucranianos. La imagen del ‘héroe’ y presidente de Ucrania suscita cada vez más la desconfianza, porque a pie de calle ya se oye que el señor Zelenski no es el ‘poli bueno’ que creían y que puede que sea otro ‘poli malo’, como Putin, y que no solo las barbaridades criminales se cometen por parte de los rusos, sino también por parte de los ucranianos.
Sin esperar ni un segundo, el antiguo treatrizador y su ministro de Defensa, Oleksi Reznikov, calentaron la boca y expulsaron palabras ardiendo: ‘El terror no se limita a nuestras fronteras nacionales. Los misiles rusos han golpeado Polonia… Han disparado misiles en territorio de la OTAN. Esto es un ataque ruso a la seguridad colectiva. Debemos actuar. Fuera los guantes. Es hora de ganar’. ¿Y ahora qué? Las intenciones de los gerifaltes ucranianos parecen estar meridianamente claras. Dirigentes estadounidenses, de la UE y de otros vasallos menores al imperialismo yanqui han otorgado un premio de consolación a Zelenski y los suyos por boca de Julianne Smith, embajadora de EEUU ante la OTAN: ‘Todos creemos que, en última instancia, Rusia tiene la responsabilidad del incidente, porque, independientemente de donde aterrice esta investigación, nada de esto hubiera sucedido si Rusia no hubiera estado disparando ataques contra civiles dentro de Ucrania”.
O séase: que, por esta regla de tres, los miles de muertos por las intrigas, golpes y terrorismo de Estado, apoyos incondicionales a regímenes genocidas y totalitarios por parte de EEUU en el llamado ‘Cono Sur’ (Chile, Argentina, Bolivia, Panamá, Nicaragua y otras naciones de Centroamérica y Sudamérica, o en Vietnam, Laos Camboya, etc., a lo largo de los años 60 y 70 del siglo XX…; todos esos crímenes son por culpa de que, en tales países había regímenes de carácter progresista y socialista, votados democráticamente por el pueblo. ¡Tiene guasa el asunto, por no decir palabras mayores! Y el ‘Capitán sin Miedo’, Josep Borrell Fontelles, aplaudiendo hasta con las orejas. Uno de los máximo culpables de tantas atrocidades fue, nada más y nada menos, que el Premio Nobel de la Paz (año 1.973), Henry Kissinger, secretario de Estado de los EEUU durante las presidencias de Richard Nixon y Gerard Ford. ¡Como para creer en tales premios!
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Que se nos hace tarde y mañana es lunes. Vámonos a buscar los textos versificados de nuestros poetas. Ismael Carmona García, con su ‘Lengua Estremeña’ bajo el brazo, nos hace entrega de otro poema que nos dibuja paisaje y faena agrícola en las Vegas Bajas del Guadiana. De su poemario ‘Endofísica’.
XVIII
Esta mañana cogiendu cirgüelas
me se cayó el cubu. «A tós
les passa!» Estava quasi que enllenu,
namás le haltava un pal d’amboçás,
pero la escachaiza rama
que se destendia pa la gocha
se quebró pondi estava el garabatu
assentau. El arvu no supu
suportal el desequilíbriu el ombri
que queriva metel en un cubu
lo qu’él sábiamenti arrepartia
02/03/2009
Entrega nos hace ‘El Poeta de la Niebla’ de una composición donde se mientan las grullas, que son las protagonistas de la primera parte de nuestra crónica. Un poema compuesto otro otoño. Corría el año 2.011. Del poemario ‘Otoño en la Dehesa’.
VALLE DE LA CORCHERA
Según voy midiendo con mis pies,
de abajo arriba y sin llevar la cuenta,
valle que Dios sabrá por qué en ignoto día
le dieron por nombre ‘La Corchera’,
veo venir por noroeste
enorme nubarrón,
tal que apretada pelota de pelusa.
Prevengo, al momento, el paraguas,
pero nube se estanca en altos cerros
y allí bascula acuosa carga.
Luego, remonta el vuelo
y se esconde tras los pinos de la sierra.
Canta, espumoso y bravo,
regajo que en dos divide al valle
y una alfombra de verdes aún raquíticos
se entremezcla con oscuro verdor, muy denso,
de jaras que forman diminutos corros.
Soberbios alcornoques festonean
la acuencada vega
y, cuando esta choca al norte
con asperezas de terrenos en barrera,
se agazapan, medio mustios,
cantuesos que huyen de la sombra de la encina.
Hiende, por lo alto, el cielo
aguzada punta de saeta,
cuyos filos confórmalos bando de grullas.
Once aves navegan por la atmósfera.
Hoy, justamente hoy,
cuando marca calendario
once del mes once
y años dos mil once va cubriéndose de canas
mientras se desnudan las ramas de los robles.