Cena de lujo en el Museo del Prado,ofrecida por Sánchez,
a los mandamases de la OTAN, que cuesta un patizal
José Antonio Gómez. Pedro Sánchez lo está gozando estos días en la Cumbre de la OTAN. Es el centro de atención de más de medio mundo. Todas las miradas se fijan en él y consiguió colocarse, como anfitrión, viendo cómo los líderes del mundo occidental se rendían ante él para hacerse la foto de protocolo junto al secretario general de la OTAN.En Madrid se ha formado «la gozadera» de Pedro Sánchez, la impostura que oculta al mundo la realidad de un país que está sufriendo las consecuencias de su inoperancia en las políticas que pretende vender como progresistas pero que siempre se quedan cortas. Tal vez, en algún momento, en medio de la euforia de estos días, el presidente debería hacer público quién o quiénes pueden estar detrás de las riendas para que se esté destruyendo el bienestar de las clases medias y trabajadoras de este país. Sinceridad espontánea, por una vez, no estaría mal.
Las cifras muestran la inoperancia y la ineficacia de las medidas de Pedro Sánchez y de ese gobierno autodenominado, con rimbombancia y música de fanfarria, como «el más progresista de la historia». Además, no se trata de datos ofrecidos por algún tipo de informe o análisis independiente, sino que son los propios organismos oficiales los que están desmontando a los órganos de propaganda sanchista.
Esta vez ha sido el Instituto Nacional de Estadística (INE) quien ha tirado la fachada y ha mostrado la realidad de la España de Pedro Sánchez al mostrar, en la Encuesta de Condiciones de Vida, cómo el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó hasta un 27,8% en 2021, casi un punto más que en el año de pandemia. Este es, además, el dato más elevado desde el año 2016. ¿Esto también es culpa de la guerra de Putin? Pues va a ser que no.
El estudio del INE muestra cómo el ingreso medio por persona se redujo respecto a 2020, en pleno año de pandemia. A eso hay que sumar que esos ingresos medios incluyen tanto los altos salarios de los altos ejecutivos que cobran millones al mes como el de los trabajadores que trabajan por horas.
Por tanto, se demuestra que en España, donde los directivos de las grandes empresas están subiéndose el salario de tal forma que en algunos casos han obtenido una fuerte oposición en sus juntas de accionistas, los sueldos de la clase trabajadora se están depauperando sin que el gobierno presuntamente «más progresista de la historia» haya movido un dedo, e, incluso, haya dejado más desprotegidos a los trabajadores al no modificar en su reforma laboral «Zero» las indemnizaciones por despido.
Esta situación, evidentemente, está relacionada también con la baja intensidad del empleo que se genera en España. Mientras cada vez que se publican los datos de paro registrado los órganos propaganda monclovita tiran cohetes con el número de empleos creados, de nuevas afiliaciones a la Seguridad Social, de crecimiento de contratos indefinidos, la realidad es que el empleo que se crea en España es cada vez de peor calidad, no por la tipología del contrato, sino por la duración de las jornadas que, en consecuencia, depauperan los salarios que finalmente cobran los trabajadores.
Además, según el INE, las condiciones de vida están empeorando, puesto que se han incrementado en un 3,4% el número de personas y hogares que no puede permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno o verano o las que han tenido retraso en los pagos de facturas de suministros, de pagos a plazo o de gastos de la vivienda.
