AUTOBOMBO DE INVESTIDURA

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Carlos A. García Onieva

Estoicamente he soportado los 70 minutos que Guillermo Fernández Vara ha empleado en desgranar incansable un conjunto de lugares comunes, declaraciones de intenciones, aderezadas con algún objetivo puntual a través de lo que se define como discurso de investidura. Investidura ya asegurada antes de leer su discurso. Apenas ha aportado datos relativos a la situación social y económica de partida, terrible, ni tampoco nos ha ilustrado respecto a como a partir de su nombramiento mañana como jefe del gobierno regional intentará que la situación cambie, y no creo que sea solo ignorancia, no, es que no quiere fijar un punto de partida por si la situación va a peor.

Ha mencionado determinadas reformas, de supuesto calado, en realidad casi intrascendentes para lo que nos traemos entre manos, para empezar su mandato propagandísticamente y dar algo de cancha a sus socios.

Ha aderezado la salsa que ha servido con las consabidas referencias a los desahucios, a la dependencia, a los planes de empleo, pymes, autónomos, y nos ha dicho muy de pasada lo que ya sabemos, que todo está muy mal después de 30 años de PSOE y cuatro del PP, que vinieron a rematar la faena.

Fernández Vara ha discurrido esta tarde en la Asamblea como si fuera nuevo en esta plaza, como si acabara de aterrizar en Extremadura, sin el más mínimo atisbo de autocrítica, con mínimo realismo, prometiendo un cambio, con una demagogia que al final de su discurso ya no cabía en la Asamblea, discurso plúmbeo donde los haya, elevándose él mismo, y por su cuenta y riesgo a los altares políticos, porque como es sabido, nos quiere mucho y él, y toda su familia, son muy buenos. Por eso va a ser de nuevo presidente, no porque Monago mayoritariamente con su conducta le haya regalado el cargo.

¿Relación de medidas que pretende acometer? las pueden encontrar ustedes en su Agenda del Cambio entre foto y foto ególatra, tan genéricamente la inmensa mayoría expuestas, como se ha referido a ellas en su discurso de la Asamblea.

En definitiva nada nuevo bajo el sol, excepto que corroboramos que no existe un proyecto de cambio económico, social y cultural para Extremadura en la cartera de Vara, en determinados momentos se ha referido a lo que debiera ser pero no es, como el aumento de la demanda, pero sin la más mínima concreción a como lograrlo y ha obviado todo lo fundaamental.

Ha aburrido hasta el paroxismo, y más parecía que estaba leyendo su ingreso en la Academia de Yuste, que informando sobre su proyecto gubernamental que, ya sabemos consistirá en gastarse los presupuestos tapando lo más perentorio, porque carece de modelo alternativo, en todos los aspectos, al existente, creado y desarrollado desde 1982 hasta nuestros días y que nos ha llevado donde estamos, a ser la región donde uno de cada tres habitantes ingresa menos de 8.000 euros al año, el sueldo medio es mileurista, con la notable excepción de los 65 parlamentarios que han acompañado al candidato, que ingresan por encima de 60.000 euros, hasta llegar a los 73.000 euros de su ex empleada y actualmente Presidenta de la Asamblea.

Y lo peor de todo, y que expresa la artificialidad del discurso, que sonaba a falso, se plasma también en que lo ha leído de principio a fin, solo ha levantado la vista para escuchar aplausos, que sonaban a desganados, concertados con su grupo en determinados momentos del discurso, se notaba cantidad la falta de realismo, hasta en aquello donde hacía referencia a sus archicitadas y conocidas, con variantes, anécdotas, esas que él afirma experimentar por sistema cuando dice que se mezcla con la plebe, y otro interlocutor generalmente anónimo pero de oficio o lugar de residencia conocido para poderle referenciar,  le reprocha cualquier cuestión y él entona el mea culpa, simples trucos que por manidos debiera renovar, mediante los cuales nos informa de su  especial moralina para consumo de quienes no le conocen. Quiere decir que puede ser elite vocacionalmente, pero escucha al pueblo, que se acerca a él.

En definitiva nada nuevo bajo el sol de Extremadura, el mismo Guillermo Fernández Vara de siempre, ni una mala palabra, ni una buena acción. Y mañana más.

 

 

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