EDITORIAL
El periódico digital “Extremadura Progresista” nace al compás del presente año 2009, fruto de las inquietudes, y vocaciones de un grupo heterogéneo de ciudadanos extremeños comprometidos y demócratas, periodistas, escritores, colectivos ciudadanos y profesionales de distintos ámbitos que unifican sus conocimientos y experiencias con el objeto de desarrollar una función duramente castigada, cuando no perseguida en Extremadura, la de informar objetivamente, desinteresadamente, honestamente, a fin de tratar de asesorar al ciudadano, para que pueda opinar y actuar con plena libertad y conocimiento de causa.
El ambiente político que nos rodea no puede ser peor. Esta región lleva más de 26 años gobernada por el mismo grupo político, desde hace décadas reconvertido en grupo de interés y de presión que persigue, a costa de lo que sea y como sea, mantenerse en el poder indefinidamente, habiendo adoptado en su modo de gobernar pautas netamente caciquiles y de dudosa legitimidad democrática.
Las consecuencias del dominio político padecido más de un cuarto de siglo, es una Extremadura políticamente corrompida, socialmente controlada, humanamente degradada, culturalmente marginada y demográficamente diezmada.
De esta situación obviamente, no podían estar al margen los medios de comunicación que se editan en la región y tienen como objetivo obtener beneficios económicos y políticos para quienes les sustentan a base de publicidad, convertidos en meras correas de transmisión de los poderes fácticos extremeños, y cuya responsabilidad en el estado de cosas que padecemos, deberá algún día analizarse en profundidad.
No es nuestro caso, nacemos independientes y sin vocación empresarial entendida al modo tradicional..., y así nos mantendremos.
El nombre de nuestro diario, deriva del sentido que marca nuestro nacimiento, pretendemos coadyuvar, en la medida de nuestras posibilidades, al PROGRESO, con mayúsculas, de Extremadura. Y para ello daremos acogida en el diario a todo aquel que tenga algo interesante que exponer y respete las reglas básicas de la convivencia democrática, dentro del espectro político, crítico e informativo regional, a excepción lógicamente, de los prohombres y mujeres del Régimen que pretendemos combatir.
Tal y como están las cosas, en la Asamblea de Extremadura, a excepción de un vuelco electoral como el sucedido en 1983 cuando Rodríguez Ibarra se impuso al compás del fracasado e instrumentalizado “cambio”, continuarán en 2011, si Guillermo FV no adelanta las elecciones, como partidos mayoritarios el PSOE y el PP. Por lo cual la única esperanza de higienizar la vida política extremeña consiste en introducir personas verdaderamente progresistas en la Cámara Regional como alternativa a la situación de total dominio de la extrema derecha socialista y la derecha popular en dicha Cámara, que trabajen por un proyecto democrático, progresista e independiente del dominio centralizado que ejercen los partidos tradicionales. Y a tal objeto nacemos.
La opacidad, los privilegios, el no hablar de lo que no interesa y la autocensura, se encuentran instaladas en la comunicación en Extremadura. A estas alturas de la sociedad de la información, cuando la capacidad de obtener, almacenar y cruzar datos es prácticamente ilimitada, la información compartida y debatida por la sociedad, en nuestro caso la extremeña, contribuye a la solución de los problemas.
La Administración regional, y los pocos que se benefician de sus arbitrariedades, favoritismos y clientelismos en general, se sienten cómodos en la opacidad, puesto que la transparencia informativa y la libertad de expresión restan poder y muestran con toda su crudeza las carencias democráticas a la Administración, al tiempo que dificultan los abusos sobre el ciudadano.