CAMBIARON EXTREMADURA....A PEOR
ANTONIO MARCELO VACAS. Guillermo Fernández Vara, sentía que tenía que pronunciarse respecto a la rebaja de impuestos, después de la polémica suscitada, esencialmente, por el presidente autonómico valenciano, al rebajar el IRPF en su trama autonómica, en contra del criterio mostrado por Sánchez. No se atrevería nunca a molestar al secretario general de su partido imitando a Ximo Puig, todo lo contrario, aprovecha cada ocasión que se le plantea, para darle coba, es un maestro en este arte que le llevó a la presidencia autonómica, aunque sea criticando a García Page, con el que estuvo muy hermanado.
Vara cumplirá 68 años, antes de que se celebren las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023, y teme que le pueda pasar lo mismo que a su padrino, Rodríguez Ibarra, a quien Zapatero vetó para la reelección en el gobierno regional en 2007, dándole la opción de elegir al candidato que le sustituiría, y eligió como heredero a Guillermo, en la creencia de que le controlaría, dado su escaso peso en el PSOE.
Y ese temor, podría estar fundado en que el actual presidente, que en 2023 sumará 12 años como gobernante autonómico, tiene un bagaje de fracaso, ya bastante evidente, que lastran su candidatura, que anteriormente en Extremadura se daba por asegurada, pero que debe gozar del visto bueno del dueño del PSOE, en cada momento, y hoy día Sánchez podría tener algún reparo.
Obviamente Vara haría campaña electoral, manipulando unos datos e inventando otros, como siempre, pero la situación de grave inflación, con una población en un 38% en riesgo de pobreza, y asomándonos a la recesión, en la que nos encontramos, es difícilmente ocultable. Si a ello le unimos, la situación histórica de Extremadura, que supuestamente la Autonomía en 1983 venía a reparar, con un resultado, hasta ahora, que evidencia todo lo contrario, como prueban el nefasto ferrocarril extremeño, la renta per cápita y salarios menores del país, un paro creciente en comparación con una población absoluta y una población activa decreciente, la carencia de industria desarrollista, una agricultura de subsistencia, una demografía regresiva que hace que la población envejezca, y una emigración de los trabajadores cualificados que no encuentran empleo en la región, todo ello, y mucho mas, cada vez más palpable, ennegrece el panorama electoral de Vara de 2023.
A su favor, tiene un considerable mercado de voto cautivo, consecuencia del clientelismo, amiguismo, nepotismo y favoritismo, practicado por el PSOE durante 36 años que se contabilizarán en 2023, de gobiernos socialistas, al frente de dos únicos auténticos sátrapas, Rodríguez Ibarra y Fernández Vara, de los que se puede afirmar que si uno es malo, el otro es peor. Y viceversa.
Sus proyectos, siempre han consistido en primar los gastos corrientes, a corto plazo, en detrimento de la inversión productiva a medio y largo plazo, con un despilfarro de medios, puestos a disposición de la Autonomía por la UE, y por la redistribución fiscal, considerable, amén de obras coyunturales en algunas infraestructuras y ornamentales, siempre con fines clientelares, porque se trataba no que el pueblo evolucionara, sino de darle peces, pero no permitirles pescar, es un axioma clásico del caciquismo controlador.
También ha ayudado a mantenerse en el gobierno a los dos nefastos personajes citados, que normalmente debieran haber sido declarados personas non gratas para desarrollo de Extremadura y de los extremeños hace años, la grave desinformación que ha padecido y padece la región, con unos medios de comunicación regionales de escasa difusión y muy mediatizados, y un desinterés generalizado de los medios nacionales, respecto a la rutina cotidiana extremeña. A lo que se une la cultura del conformismo y la ignorancia, muy enquistada socialmente.
En definitiva, lo que puede definirse como desarrollo del subdesarrollo, es lo que caracteriza a Extremadura, económica, social, cultural, informativa y políticamente, y ello contamina a todo tipo de organismos oficiales, judicatura, burocracia, asociaciones, estamentos e instituciones, si echamos la vista 40 años atrás, cuando aún se esperaba el “cambio”, ya que lo ocurrido, ha sido en realidad una degeneración involutiva generalizada de “costumbres”, en gran parte provocada por el casi absoluto dominio de una derecha cavernaria, llámese PP, llámese PSOE, del panorama político regional.
Vara, necesita ahora más que nunca, cuando en el horizonte se perciben nuevas elecciones, fondos públicos para comprar voluntades, por eso para nadar y guardar la ropa, no contrariando a Sánchez, pero promoviendo unas actuaciones netamente electoralistas, y haciendo como en otras muchas ocasiones, el más rotundo ridículo, deja intocado un impuesto directo como es el IRPF, y anuncia que, en 2023, su gobierno promoverá una bajada de tasas y precios públicos, “la mayor bajada de la historia” según sus palabras.
Suprimirá el injusto canon de saneamiento en la factura del agua, algo a lo que se había negado contumazmente y que llevaba en su programa electoral de 2011, y posteriormente volvió a prometer, la ITV la reducirá un 25%, el 50% de bajada en comedores escolares y aulas matinales, licencias de caza y pesca, la tarjeta SATE de transporte y las pruebas de laboratorio, entre “otras muchas”. Todo ello vendría incluido en los Presupuestos de 2023.
Todo son “impuestos” indirectos, o sea de esta miserable rebaja, beneficiará por igual a los extremeños afectos a las tasa expresadas, al margen de su nivel económico, por ello los impuestos indirectos son injustos por definición, porque no paga más quien más tenga, como el IRPF, lo cual es especialmente mezquino, en un territorio que, desde 1983, hasta la actualidad, ocupa el primer lugar en el ranking nacional, de pobreza, miseria y despoblación, y el último en bienestar social y económico.
Posiblemente, si Vara se presenta el año próximo a las elecciones, y las gana, irracionalmente pero las gana dado el contexto, seguramente no cumpla siquiera estas promesas de rebajas fiscales, porque ¿Cuándo Vara ha cumplido lo prometido electoralmente? Nunca, miente más que habla, está en su naturaleza clericaloide, tramposa, tránsfuga y trepa, y radicalmente conservadora. Pobre Extremadura, donde el mayor logro de sus gobernantes ha sido y es, que cada año haya menos niños en los colegios, más pensionistas y más procesiones, a las que Guillermo es muy aficionado. Posiblemente, porque conoce el paño.