Guillermo, Guillermito, y su mamá, en la
presentación "del libro".
ANTONIO MARCELO VACAS. Una de las características principales que definen al caciquismo, es el uso y abuso que hace, del clientelismo, amiguismo, nepotismo y favoritismo, siempre en beneficio de los políticos que dominan la escena territorial donde tales métodos se tornan en habituales. Tal estrategia anti democrática radical, que borra del mapa social la igualdad de oportunidades, se practica bien a beneficio político, bien a beneficio económico, bien a beneficio personal y/o familiar.En el primer caso, se trata de crear una pléyade de estómagos agradecidos, que integren un marcado cautivo del voto, que no obedece a causas racionales, sino al mero interés singular del votante, al que no le importa el desarrollo socioecónomico y cultural del medio donde habita, sino solo su bienestar personal.
El beneficio económico, puede ir unido o no, a una ilicitud, como realizar una concesión injusta de cualquier índole, a cambio de mordidas, o simplemente porque se es de la banda, o tienes influencia, y de eso, la mafia, y el PPSOE, son maestros. como la historia tiene demostrado.
En el tercer caso, se trata del nepotismo, favorecer a un familiar, instrumentando para ello, tu situación política privilegiada.
Posiblemente Guillermo Fernández Vara, en el casi cuarto de siglo que lleva integrado en el órgano de gobierno de la Comunidad Autónoma extremeña, haya o no incurrido en los precitados vicios propios del caciquismo. En mi opinión, muy mucho.
Pero en lo que no existe duda, es que en el caso de su hijo Guillermito, le enchufó en Iberdrola, prevaliéndose de su influencia política, él no ha necesitado por ahora puestas giratorias tan habituales en el PPSOE, especialmente en los oligopolios eléctricos, a futuro ya veremos, pero ha subrogado este vicio en su hijo.
Guillermito Fernández Martínez, 28 años, fue noticia en 2016, con 22 años, cuando se publicó un libro “El desafío del cambio. Relato de un político y padre de familia”, por él firmado, la autoría real es dudosa, donde hacía de hagiógrafo de su padre, posiblemente porque este no se atrevió, a auto adularse, y el hijo hizo de negro. Libro al que se le dio gran publicidad, en su presentación. Al año siguiente, el precoz Guillermito, ya trabajaba para Iberdrola.
Desconozco si Guillermito es periodista, creo que no, recuerdo vagamente, que estudió imagen o comunicaciones, unos estudios novedosos, y su padre justifica su cargo en Iberdrola, porque entró de becario, y luego le contrataron, sin mayores especificaciones, en un puesto de cierta relevancia, por lo cual el susodicho estará bien servido salarialmente.
Guillermo lo podría haber enchufado en la Junta de Extremadura, y luego aducir que todo había sido legal, tiene rostro para eso y mucho más, pero a futuro Guillermito, con otro gobierno pudiera estar discriminado, así que mejor un trabajo bien retribuido, en un oligopolio de postín.
Recuerdo una escena de la película “El Padrino” donde Vito Corleone se compromete a hacer un favor a un compatriota, después de recriminarle que nunca le hubiera visitado para mostrarle respeto. Y después de comprometerse, apercibe al beneficiario de sus favores, que está comprometido a futuro, para devolverle los favores que le pida, a lo que contesta entusiasmado, porque la mafia va a vengar el honor mancillado de su hija.
En el caso que nos ocupa, si la mafia eléctrica hace un favor, indudablemente sabe que quien lo recibe, a futuro estará dispuesto a devolverlo con creces.
Es el caso, cuando Iberdrola decide robar, más que como hace normalmente, al consumidor, vaciando los embalses extremeños, para producir energía hidroeléctrica barata, y venderla a precio de energía obtenida mediante el gas, y Podemos pide una Comisión en la Asamblea de Extremadura, para investigar el fraude, aunque realmente tendría que haber denunciado el caso ante un Tribunal, Guillermo dice que nones, y en dos ocasiones, la primera con la complicidad del PP, y la segunda, haciendo uso de la demencial mayoría absoluta, que caciquilmente, una mezcla de ignorancia, sobornos sociales y ausencia real de oposición, logró en el año 2019, para perjuicio de Extremadura y de los extremeños.
PSOE y PP, son dos partidos restauradores, al servicio del mismo amo, pero con distintas estrategias en base a sus orígenes, pero en el caso de Extremadura, los 36 años de caciquismo del PSOE(1982-2022, salvo cuatro años de caciquismo popular), han sumido a esta región, en un submundo económico-demográfico, social, cultural, político, burocrático, judicial, eclesiástico y laboral, de dificilísima recuperación, porque devienen, son herederos, de otros cuarenta años precedentes, de oscurantismo en todos los ámbitos mencionados.
Esta podredumbre que nos rodea, este caminar continuo hacia el subdesarrollo, da lugar a multiplicidad de situaciones esperpénticas, donde las comunicaciones por tren ya son un clásico, y a cuyo respecto Vara y su cuadrilla miran hacia otro lado, y alcanza un punto álgido, cuando se comprueba, como se cobra Iberdrola el favor hecho a Vara, en su día, colocando a un personaje sin más experiencia que haber sido becario, de responsable de las redes sociales, relación con los medios o algo así, por ser vos hijo de quien sois.
Claro que, de casta de viene al galgo, porque cuando en 2007, ZP, vetó a Ibarra, como candidato a las elecciones, trató de compensarle, dándole la opción de que el vetado eligiera al candidato a sustituirle, e Ibarra eligió (impuso) a Guillermo, porque debía llevar gastado un dineral en la vaselina que le llevaba dando a Ibarra desde principios de los años 90 (le pilló en horas bajas, siendo vecinos en una pedanía de Olivenza, cuando por la época la mujer de Ibarra le había abandonado, y discutían por la hija que habían adoptado), siendo nombrado primeramente Director General sin abandonar la coba, obviamente, en 1995, que es cuando Vara se sube al coche oficial que sigue utilizando, después le nombró Consejero, y finalmente su delfín, algo así hizo el Caudillo, con el Emérito, y así han salido todos.