Un pacto social contra el desempleo y por la reactivación económica

Agustín Vega Portavoz UPyD Tierra de Barros
La situación actual de España no podrá resistir por mucho tiempo la falta de liderazgo político, la desconfianza en las instituciones y el enfrentamiento entre unos partidos políticos mayoritarios, que, a pesar de lo que digan sus discursos, no parecen ser conscientes de la envergadura de la recesión económica y del empobrecimiento acelerado de cientos de miles de trabajadores en paro, de autónomos, y de pequeños empresarios. Un empobrecimiento ocasionado, en gran parte, por el desorbitado endeudamiento tanto de las familias como de las pequeñas empresas, que en estos últimos años, ha sido alentado irresponsablemente por una banca gobernada por al codicia de los grandes beneficios, y por unos gobernantes instalados en un optimismo ciego y electoralista que no tuvieron la capacidad de prever las burbujas que se estaban creando en nuestra economía.
Las medidas tomadas por el gobierno hasta el momento, sobre todo con la ingente cantidad de dinero inyectado a los bancos, y cuyo principal objetivo era aumentar su liquidez para que estos dieran créditos a las familias y a las pequeñas empresas, han resultado un verdadero y lamentable  fracaso. Tanto la banca privada como las cajas de ahorros, han utilizado esos fondos para mejorar sus balances y seguir repartiendo beneficios. Los créditos han continuado restringidos a unos niveles que sobrepasan cualquier  grado  razonable de prudencia, para convertirse en una verdadera dejación de la obligación social del sistema financiero, que tiene un papel esencial que cumplir en la economía de un país.  Otras medidas menores, como las destinadas a aplazar el pago de las hipotecas o las líneas de crédito del ICO, continúan sin tener unos efectos reales sobre la población. En parte por su poca significación real, y en parte por la inoperancia de los aparatos políticos administrativos intermedios, que a veces merman en la práctica los efectos positivos de las disposiciones legales de los gobiernos.
 
En lo que se refiere al plan de inversiones de los ayuntamientos y su previsión de creación de 250.000 empleos, nadie salvo el gobierno, cree que esa generación de empleo se llegará a producir, pero aunque fuera así, serían 250.000 contratos temporales de una duración que difícilmente superarán los seis meses. En ese mismo período, de seguir con el ritmo actual, serán destruidos un millón de empleos, por lo que el crecimiento neto del paro sería de 750.000  personas   
 
No tenemos, por lo tanto, y ojalá no fuera así, un verdadero plan  de salida de la crisis, sino  un conjunto de medidas inconexas que son incapaces de activar la economía real, ni de evitar la ruina de miles de pequeñas y medianas empresas, ni de  crear empleo neto y de calidad, pero que terminarán por agotar de forma estéril,  unos recursos públicos limitados que deben invertirse de una forma muy distinta.
 
Las llamadas del presidente del gobierno a que arrimemos el hombro no son más que un mero recurso retórico, que sólo crea perplejidad y desasosiego ¿A qué arrimos el hombro? ¿Acaso somos costaleros?. ¿Qué puede hacer un pequeño empresario que tiene que cerrar su empresa por la falta de pedidos y porque el banco no le quiere renovar la póliza de crédito y le amenaza con embargarle su casa, la nave, su camión, o todo junto? ¿Qué puede hacer un parado al que dentro de 8 meses se le acaba el seguro de desempleo y no tendrá ni para darle de comer a su familia? ¿A qué arrima el hombro esa pareja joven que no puede pagar la hipoteca porque uno de ellos se ha quedado en el paro y el banco le quitará su vivienda y le embargará el único sueldo que tienen?

¿Hacía dónde  arrima el hombro ese constructor que trabajaba para una  promotora que ha suspendido pagos y dejándole tirado con sus trabajadores, con su maquinaria y  endeudado con los proveedores de materiales y con un montón de pagarés en el banco que no serán atendidos y que él no puede cubrir? Esos pagarés pasaran a descubierto y el banco le cobrará un 30% de interés. Y cuando  ponga en marcha el proceso judicial para cobrarlos, reclamará el doble o el triple de la deuda.  Seguramente que al Sr. Zapatero le ocurre con esto lo mismo que con el precio del famoso café, que según él era de 80 céntimos. Es una pena que aquellos que nos gobiernan tengan tal desconocimiento de la vida real. De ahí esa lejanía entre ellos y la gente de la calle.
 
Pero aunque haya que denunciar los errores y la falta de capacidad política de la clase gobernante, es la que tenemos, y es con la que tendremos que salir de la crisis o esta se llevará por delante todo nuestro sistema productivo provocando un retroceso del país de consecuencias impredecibles.  Por eso, lo que decía el presidente del gobierno, refiriéndose a los banqueros, de que no es la hora de los grandes beneficios, es verdad, pero también debe aplicarse el cuento y aceptar que  tampoco es la hora de los enfrentamientos políticos, ni de aprovecharse de los problemas internos de otros partidos para desacreditarlos ante la ciudadanía. Mucho menos cuando todo el mundo sabe que el fenómeno de la corrupción es algo que afecta por igual al propio partido del gobierno. Lo que se debe procurar es que la justicia lleve hasta el final los procesos en marcha, y que  dimitan los responsables políticos que han permitido por acción u omisión que esas hechos se produzcan. Pero que el partido que está en el gobierno haga de estos asuntos el centro del debate político, cuando el país se encuentra en tal estado de emergencia, es una barbaridad que no deberíamos permitir por más tiempo. No es la hora, tampoco, de despreciar cualquier propuesta o iniciativa, sin detenerse ni un solo minuto a considerarla, sólo por el hecho de que provenga de otro partido, como si uno estuviera investido de una ciencia infusa que le da el monopolio de la verdad.
 
La gravedad de la crisis económica en España, es de tal envergadura, que se hace necesario un gran pacto social y económico en que el todas las fuerzas políticas sociales y económicas, se comprometan a apoyar y llevar a cabo un conjunto de políticas encaminadas  a frenar la destrucción de empleo y el cierre de empresas, crear nuevos puestos de trabajo y reactivar el conjunto de la economía. Un pacto que debe in tentar armonizar los distintos intereses, a veces antagónicos, de todos los sectores sociales y económicos,  pero sobre la base de que estamos ante una situación excepcional y que lo mismo que el Estado no puede permitir el hundimiento del sistema financiero o el cierre de las grandes industrias, como la del automóvil y otras, utilizando el dinero público para socorrerles, tampoco se debe permitir que las consecuencias de la crisis las paguen, precisamente, aquellos que menos se han beneficiado de los años de los grandes dividendos y que lo único que tienen es su puesto de trabajo o su pequeña empresa.

Es posible que no sea la hora de las huelgas generales ni de las reivindicaciones de grandes aumentos salariales. No lo sé, doctores tienen los sindicatos, pero lo que es seguro es que no es la hora de las apelaciones a las leyes del mercado, a las bondades de la libertad de empresa y al liberalismo económico, como la panacea de nuestros males y cosas por el estilo. Pues si se recurre al Estado para que éste, con el dinero de todos, cubra las enormes fallas del sistema capitalista, también el Estado debe tener la posibilidad de poner por delante de cualquier otra consideración, los supremos intereses del país. Hay que arrimar el hombro, pero no para levantar el paso de ninguna cofradía, como la de los banqueros,  sino el paso de nuestra nación. Y los primeros hombros deben ser los de aquellos que más anchos los tienen. Después ya irán los demás
Comentarios
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Anónimo   |2009-02-16 11:01:36
Y DONDE ESTA VUESTRO PROGRAMA PARA EXTREMADURA......
Anónimo   |2009-02-16 12:43:51
Eso eso, programa, programa, programa
Anónimo   |2009-02-16 14:52:46
Efectivamente, muchas palabras y pocas o ninguna idea concreta, a no ser que en
UPyD no tengáis ninguna
Aurora  - SOLO UPyD   |2009-02-16 17:59:51
El único partido que propone una solución real. UN PACTO DE ESTADO. Bien claro
lo dijo R10 el otro día.
Pepín   |2009-02-16 19:32:06
Muy ocurrente lo de Rosa10 si señor, pero dejemos el culto a la personalidad
¿y ese Programa, para cuando?, que esto se hunde.
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