Pedro Pablo Pellón
Veo en los medios que el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, opina que ahora es «absolutamente imprescindible» abordar una reforma laboral que abarate el despido. En la misma línea están las patronales CEOE y CEIM; claro, después de reflexionarlo esta noche con la almohada, creo que tienen razón.

Claro que sí, ¡despido libre y gratuito ya!, pero ¿qué tal si empezamos a dar ejemplo en carne propia? Me explico, vista la incompetencia e ineficacia de los directivos, ejecutivos y miembros de los consejos de administración de las multinacionales que ahora están echando tanta gente a la calle, ¿qué tal si se aplican su propia medicina?, ¿por qué no despiden a sus asesores y altos ejecutivos sin pagarles la indemnización de sus contratos blindados?

Piénsenlo fríamente, es mucho más eficaz y lógico echar a cinco tíos de los que cobran anualmente lo mismo que 100 ó 200 curritos de su empresa, hagan las cuentas, ya verán como les sale igual de rentable y encima se ahorrarían la mala publicidad, las broncas y manifestaciones con el vulgo, que quieras que no, siempre es desagradable tratar con los obreros, ¿verdad?

Por lo tanto, tiene razón el Sr. Fernández Ordóñez, abaratemos o dejemos gratis el coste económico de los despidos, pero claro, de todos los despidos, no sólo el de los curritos, que los curritos no tenemos ninguna responsabilidad en la crisis. Esta crisis ha sido motivada por varias causas: la ilimitada avaricia de bancos y constructoras, la incompetencia de los órganos reguladores del Mercado, la ineptitud y falta de previsión de los bancos centrales europeos y norteamericano. Con lo cual, la lógica nos dice que por ahí es donde deben empezar los despidos, gratuitos, por supuesto.