Félix Barroso Gutiérrez
También cayó en domingo el día 9 de julio de 1871, como hoy, cuando el que firma estos párrafos ha oído tocar las campanas de la iglesia parroquial, que tiene frente a su casa, pero no ha sentido la curiosidad por acudir a misa. A lo mejor es porque hago bueno aquel dicho que escuché a mis paisanos: ‘A misa no voy polque estoy coju, peru a la taberna voy poquitu a pocu’. Fui, siendo un muchacho, monaguillo, pero me pegó un capón el cura, que me resonó toda la cabeza, me revolví y le dije: ‘-Quealvus con Dios, que el sueldu es mísiri y no rejundi, y andi no hay ganancias, cerca están las perdas’ (Quedaros con Dios, que las ganancias son pocas, y, si no hay ganancias, cerca están las pérdidas).
Me duró, pues, poco el oficio. Y he aquí que ese 9 de julio de 1871 fue inaugurado por Amadeo de Saboya, duque de Aosta, motejado como el ‘Re Galantuomo’ (Rey Galante), el Museo Arqueológico de Madrid, que sería el origen del actual Museo Arqueológico Nacional (MAN). Sabido es que Amadeo de Saboya, hijo del rey italiano Víctor Manuel II, fue traído de tierras italianas por el general Juan Prim y Prats, que se las daba de liberal (nada que ver con los liberales de hoy en día) y progresista, aunque su trayectoria vital, cargada de toda una aureola legendaria, tenga tantas luces como sombras. El ‘Re Galuntuomo’, llamado así no solo por ser italiano, sino muy estilizado y apuesto, llegó a España con 25 años, sin maldita la experiencia política. Solo duró en el trono dos años y 9 días. El día 11 de febrero de 1873 se proclamaba la I República Española. También se le conoció como ‘El Electo’ y ‘El Rey Caballero’. Una neumonía acabó con su persona a los 44 años, cuando residía en la ciudad italiana de Turín.
Desde la ventana de mi modesto despacho, observo a los cuatro gatos que van a misa. Va perdiendo mucha clientela la Iglesia Católica, pese a que, en las encuestas, los españoles se declaren mayormente católicos. Católicos de pacotilla, pues, desde pequeños, observamos que la mayor parte de los paisanos, en los medios rurales, solo asistían a misa en las fiestas gordas y acontecimientos como bodas o entierros. También cuando eran obligados, so pena de ser multados, a confesar y comulgar por Pascua Florida y asistir a los oficios religiosos de la Semana Santa. La sombra de la Inquisición seguía siendo alargada en nuestras patrias infantiles. Ahora, veo desde mi ventana más vehículos que marchan hacia el cercano pueblo de Ahigal, núcleo cosmopolita de toda la zona desde tiempos inmemoriales en las jornadas dominicales, que a vecinos entrando por la puerta de la iglesia. Son, generalmente, mujeres; gente de la tercera edad y otros cuantos que pueda que, en verdad, se sientan realmente católicos. Allá cada cual con sus creencias y religiones. Nosotros circulamos por las sendas de nuestros particulares panteísmos, animismos y algún otro ‘ismo’ que nos llevan a las órbitas de un racionalista descreimiento.
Decíamos que tal día como hoy, pero de 1871, se inauguró el embrión de lo que sería el actual Museo Arqueológico Nacional. Muchas horas me tiré, en los años que cursé el bachillerato y el COU en Madrid (internado de padres escolapios de Getafe, residencia de estudiantes y piso en la calle Marqués de Santa Ana), devorando las vitrinas del citado museo. Allí vi muchos vestigios, algunos de inmenso valor, arrancados de las tierras extremeñas y, llevado como botín, a la capital que ayer fue de la República; luego de la dictadura y, hoy, es de la Monarquía (los que somos tricolores no perdemos la fe en que un día, no tardando, vuelva la ‘res pública’ a ser patrimonio nacional). El jacobinismo rapiñó lo que pudo y, sacándolo de su contexto, lo fue a exhibir en el punto equidistante de la piel de toro. Pero no solo ejerció el feroz centralismo la capital de España, que también hubo centralismos periféricos, y de ello no hace tanto, que, de manera tortuosa y sibilina, desvistieron a ciertos santos para no vestir a nadie. Fue en 1995. Altos cargos de la Junta de Extremadura sabían más que de sobra que, en la alquería jurdana de Aceitunilla, se custodiaban toda una serie de piezas arqueológicas, destacando ciertas estelas diademadas. Lo sabían y ampararon a quienes velaban por ellas, con vistas a llenar los fondos del que pasaría a ser llamado ‘El Museo de Las Hurdes’.
Las piezas fueron expuestas en varias ediciones de la ‘Fiesta Mayor de Las Hurdes’ y aparecieron en reportajes del Canal Extremadura TV. Vieron la luz, igualmente, en otros periódicos y revistas. ¿A qué, pues, aterrorizar un día del mes de julio a toda una alquería, con el fin de incautar la colección arqueológica que pasó a denominarse con el nombre del pueblo donde se custodiaba? Guardia Civil caminera llegó a bordo de vehículos, y, con ellos, gente con responsabilidades en la Administración, que tenían nombres propios. Buscaron, como delincuentes, a los tres mantenedores. Dos de ellos fueron llevados al cuartel de los civiles en Nuñomoral. El tercero, que es el que suscribe, más que harto de denunciar en los medios el filibusterismo arqueológico (ejercía por aquel entonces mis tareas educativas en el pueblo de Caminomorisco), también fui llamado a careo. A nosotros, que habíamos defendido con uñas y dientes el patrimonio cultural de Las Hurdes, se nos acusaba, más o menos, de traficantes de piezas arqueológicas. Todos los alcaldes de la comarca, que, en esos años, eran toda una piña, dieron la cara y sacaron un comunicado en la prensa, solidarizándose fraternalmente con nosotros.
Nunca asomaron el rostro los denunciantes. Se nos citó a juicio oral el 25 de julio de 1995. La parte querellante no se presentó. Nuestro abogado nos dijo que denunciáremos el hecho para desenmascarar a los felones. Fuimos unos imbéciles. Declinamos la oferta del abogado y perdimos una ocasión magnífica para poner los puntos sobre las íes y haber sido restablecida nuestra honorabilidad e indemnizados por los daños causados. A fecha de hoy, se cumplen 28 años de aquella infamia. El museo prometido pública y solemnemente no se llevó a cabo en la factoría de ‘El Jordán’, que sería ampliada y se sentiría respaldada por la presencia del cercano cuartel de la Guardia Civil. Las piezas de la colección ‘Aceitunilla’ continúan, en su práctica totalidad, arrinconadas en los sótanos del Museo Provincial, empolvadas por el tiempo. Mientras, se sigue publicitando turísticamente el territorio de Las Hurdes y resulta que su más preciado tesoro, todo un recorrido por su Prehistoria y sus períodos romano y tardoantiguos, se encuentra secuestrado y no puede exhibirse en la comarca.
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RADIOGRAFÍA DE LA ACTUALIDAD SOCIOPOLÍTICA
Me decía, hace poco, un amigo, residente en Salamanca y con raíces en la comarca jurdana, cosas como estas: ‘Dicen del PSOE en Andalucía, pues los peperos hacen lo mismo en Salamanca y Castilla-León. Del PP, cualquier cosa. Llevamos décadas con esta mafia y cada vez son peores. Pero, eso sí: hablando de usted y siempre con traje de Emilio Tucci y, cuando hace calorcito, con el polo de Quatro o Espagnolo, mientras dejan morir el futuro de los jóvenes y de los pueblos’. Más claro, agua. ¡Vaya que si llevan décadas los castellano-leoneses con la derecha metida hasta en la sopa! Pueblos hay que todavía, en lo que llevamos de democracia, no han conocido ni un gobierno municipal de izquierdas.
Por supuesto, que, en una democracia liberal y burguesa, hay que respetar lo que sale de las urnas. ¡Faltaría más! Pero también es rotundamente cierto que, en las democracias como la que tenemos, el ‘establishment’ incrustado en los cimientos del Estado se mantiene con buena salud y lo único que le pone nervioso es un proceso revolucionario que ponga todos patas arriba, con el fin que los de abajo, que siempre son más pero no tienen los medios para ello, suban arriba, y los de abajo, que siempre son menos pero tienen muchos medios para mantener sus privilegios, estén una valiente temporada abajo. Salvando las distancias y advirtiendo que me siento arropado por el aliento rojinegro de José Buenaventura Durruti Domingo, me apetece traer una cita de Ramiro Ledesma Ramos: ‘La democracia parlamentaria es el régimen ideal para que predominen, del modo más descarado, las peores formas del feudalismo moderno’. Está muy claro que la democracia burguesa, y más si es coronada, se asienta sobre los cimientos de la propiedad privada de los medios de producción y de aquí dimana su poder político.
Anselmo Lorenzo Asperilla, uno de los primeros anarquistas españoles, refiere que ‘un siglo de ensayos electorales, de renovación constante de poderes, de confección de leyes, reglamentos, Constituciones, de cambio y modificación de formas de Gobierno, es más que suficiente para demostrar la ineficacia del sistema engendrado por la Revolución Francesa para servicio de la clase media’.
¿Qué podemos esperar de una democracia liberal que, por ejemplo, en Europa es incapaz de frenar la victoriosa marcha de la extrema derecha? Pero tres pitos les importa a los belicosos cruzados de la Unión Europea el que la ultraderecha irrumpa con fuerza y llegue a ejercer la jefatura del Estado en ciertos países europeos. También Adolfo Hitler llegó al poder mediante el trampolín de la democracia burguesa. A estos cruzados lo único que les interesa ahora es enviar armas y más armas a Ucrania con el fin de desgastar el poderío ruso. Si la ultraderecha europea se suma a esta cruzada, ¡bienvenida sea! Por lo tanto, ¿a qué viene tanta alarma en este país porque la derecha se una con su hermanastra y conforme gobiernos regionales o nacionales? ¡Basta ya de cinismo! El actual presidente del Gobierno lo ha podido decir más alto, pero no más claro el pasado día 1 de los corrientes, en Kiev, con motivo de asumir la presidencia del Consejo de la UE, significando que hay que ayudar a Ucrania ‘el tiempo que haga falta’ y ‘sin importar el precio a pagar’. A ver que se habla en Vilna (Lituania) los próximos días 11 y 12 de julio, cuando tendrá lugar una nueva cumbre de la OTAN, acerca de las bombas de racimo, que EEUU va a enviar a Ucrania, si es que no las ha enviado ya. Varios países de la Unión Europea se han opuesto a este envío; entre ellos, España. Pero, amigos, el sheriff de la UE y de la OTAN es Joe Biden, y donde hay patrón no manda marinero.
La democracia burguesa y liberal, que de preguntarse por ella a los castellano-leoneses del medio rural, igual que si se les encuesta sobre este tema a los extremeños, por poner el ejemplo más cercano, les sonará a muchos a chino. Si acaso, les resultará más familiar lo de democracia a secas. Recuerdo que, durante la triste y patética Transición, muchos paisanos hablaban de la ‘demosgracia’ y se quedaban tan panchos. En cierta ocasión, en una charla de taberna, hace ya bastantes lunas, un comarcano se volvía para arriba y para abajo con lo de la ‘demosgracia’. Le espeté: - ¿qué es para ti eso de la ‘demosgracia’? Y me respondió con una seguridad pasmosa: ‘Pos que ya podemos DAR GRACIAS al haber quedao libres de la dictadura y ahora ya podemos elegir nosotros a los alcaldes y no el gobernador’. Bien decía mi amigo que los políticos del PP-Vox gastan mucha corbata y ropas de marca, pero se están dejando morir los pueblos y el futuro de los jóvenes.
Extremadura tampoco puede cantar victoria. Ahora, estará el frente de nuestra bellotera tierra la señora ‘Guardiana de las Olas’, que se dejó embestir por ellas y, si al principio, le destiñeron algo su azul, enseguida volvieron a su sino y, como es una persona de bien, volvieron a reteñirse con más énfasis sus añiles. Decía Napoleón Bonaparte, señora María Guardiola Martín, que ‘la mejor manera de mantener la palabra es no darla’. Mal ha empezado su caminar político. Decir digo donde antes se dijo Diego no inspira confianza. El pueblo será juez y testigo, aunque puede ser que ocurra como con los castellanos-leoneses, que siguen votando a los mismos, aunque los ganaderos de esta región hayan perdido cuatro millones de euros por las negligentes actuaciones políticas de sus mandamases, que no son otros que los de PP-Vox.
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Ya han salido las estrellas y es como hora de retirarse a otros espacios, que nos ofrezcan cierto descanso a los que no paramos de batallar en mil lides, pero sarna con gusto no pica. Y, como cosa acostumbrada, echamos mano de la poesía para relajarnos. De arqueologías van algunos párrafos de la primera parte de la crónica. Pues allá va el poema ‘MAN’ (Museo Arqueológico Nacional), perteneciente al poemario ‘ARQUEOLOGÍAS’. ¡Salud y buenas noches!
MAN
Tan solo conocí a Madrid como capital
de régimen tiránico o de Estado monárquico
heredado no por obra y gracia de ningún
dios, sino de aquel que llevaba como cetro
incorruptible brazo de la Santa de Ávila.
Pero bien le debo a Madrid mis correrías
de estudiante por sus barrios castizos: buen vino
y mejor tapa. Noches de tuna, sin pegar
ojo. Residencia La Indima. Pensión de Ción:
asturiana y solterona. Y aquella academia
rotulada Fuencarral, que tenía como jefe
a un paisano nacido en Barcarrota. Con Madrid
estoy en deuda. Gran deuda. Nadie me quitará
las muchas horas que pasé, absorto, en otro mundo,
recorriendo pasillos. La mirada clavada
en vitrinas que me ofrecían tesoros. No era oro
ni plata lo que buscaba. Fulgor de piezas
de Aliseda, Bodonal, Sagrajas o el Disco
de Teodosio, raptadas por manos jacobinas
de su cuna natal. Pero a mí me intrigaba
la intrahistoria y le busqué las cosquillas al Museo
Nacional de Arqueología. Gracias, Madrid. Mil gracias.