Y ellos se juntan

ARTURO DEL VILLAR. EN el reino borbónico de España son realizables acontecimientos imposibles en el mundo civilizado. Así, este 4 de julio de 2023 se han unido dos desvergonzados falsos escritores, Ana Rosa Quintana, conductora de un programa mañanero en esa escoria televisiva titulada Telecinco, y Perico Sánchez, asombroso presidente del Gobierno español por secretario general del partido usurpador del nombre antes respetado y ahora despreciado de Socialista al haberse convertido en una mafia criminal y ladrona.No dialogaron sobre literatura, un tema desconocido para ambos, pese a figurar en el catálogo de la Biblioteca Nacional como autores. La televisiva hizo famosa la novela titulada Sabor a hiel, de 236 páginas, publicada en el año 2000 por la editorial catalana Planeta, recolectora de toda la basura dispersa en los medios de comunicación.

El título aprovechó la difusión de un programa escandaloso presentado por ella en Antena 3 desde 1998, “Sabor a ti”, tan repulsivo como todo lo que ella toca.

El libro lo tocó después de habérselo escrito un negro mal pagado que se vengó contando la verdad de la historia. Resultaba comprobable por el hecho de contener párrafos completos plagiados de al menos dos obras ajenas: Álbum de familia, original de Danielle Steel, y de Mujeres de ojos grandes, de Ángeles Mastretta. En cualquier país civilizado esta falsa escritora quedaría desprestigiada para siempre después de haber estafado a los compradores de la obra. Se comportó como una bandida, de acuerdo con la definición dada a esa palabra en el Diccionario de la lengua española recopilado por la Real Academia Española, que dice así: “Persona sin escrúpulos, que engaña o estafa”, una definición hecha a su medida, puesto que engañó y estafó a los lectores.

En cualquier país civilizado estaría condenada al ostracismo, pero en este reino le bastó con remitir una nota a los medios de comunicación el 22 de octubre de ese mismo año, en la que explicaba que había recurrido a “una persona de mi entorno, que gozaba de toda mi confianza, para que me ayudara”, y traicionó su confianza revelando la falsedad. El negro zumbón era  su excuñado David Rojo, sobre el que pretendió cargar la responsabilidad del plagio, como si no fuera un delito encargar a una persona la escritura de un libro para firmarlo como propio. Ante el escándalo Planeta, ya un simple Asteroide, recogió los ejemplares sobrantes y los descatalogó, pero no devolvió el dinero a los compradores del timo en el que tan decisivamente había colaborado.

Y la bandida ha continuado imperturbable presentando programas televisivos, al parecer del agrado para cierto tipo de telespectadores, que a buen seguro nunca leen un libro e ignoran qué son los derechos de autor. La televisión es el mayor elemento corruptor de la decencia pública.

LAS CARAS DE SÁNCHEZ

El invitado al programa de hoy estaba a la misma altura de la bandida, el Perico Sánchez, escritor negrero laureado por serlo, al que tampoco avergüenza el que se descubran sus fechorías literarias. En diálogo con la Quintana se ha definido diciendo. “Soy una persona limpia”, que es lo menos que se puede exigir a un presidente del Gobierno, que se duche todas las mañanas, él que tiene gratis todas las comodidades en el palacio.

La verdad es que su currículum carece de limpieza, porque no ha sido capaz de disipar las dudas acerca de la autoría de su tesis doctoral, titulada Innovaciones de la diplomacia económica española: análisis del sector público 2000—2012, con 341 páginas, defendida en la Universidad Camilo José Cela el 26 de noviembre de 2012, y calificada con un apto cum laude, que en realidad era cum fraude.

Cuentan los que han perseguido la tesis que era una pieza más difícil de encontrar que un incunable, porque la Universidad custodia el ejemplar como si fuese un tesoro. Pero alguno ha logrado leerla, y después de examinarla atentamente opina que su autor es Calos Ocaña, licenciado en Economía por la Universidad Complutense, que en 2012 era jefe del gabinete de Miguel Sebastián, a la sazón ministro de Industria. El presunto autor amenazó con llevar a los tribunales de Justicia a quien pusiera en duda su honorabilidad académica, a pesar de lo cual no han cesado los comentarios acerca de la autoría.

El examen del texto demuestra que contiene párrafos completos copiados al pie de la letra de informes económicos oficiales. Tales textos son fáciles de encontrar por una persona que trabaja diariamente sobre esos temas. De manera que en realidad la autoría debiera distribuirse entre los varios y a menudo anónimos redactores de informes oficiales. El diario madrileño El Mundo publicó juntas páginas de la tesis y de algunos de esos informes, para demostrar que decían lo mismo. Esto demuestra que el autor aprovechó muy bien escritos ajenos en la elaboración de la tesis. Por su redacción general, explican los lectores que ese texto no es digno de una tesis doctoral, cosa comprensible si se basa sobre informes oficiales. Hay un lenguaje típico de los informes, y otro muy distinto de las tesis doctorales.

Durante la entrevista afectuosa que la Quintana realizó el presidente no le planteó la cuestión de la tesis, pese a ser un tema fundamental para conocer su calaña. Verdaderamente no era ella la persona más apropiada para hablar sobre falsos escritores y aprovechados autores. Hubiera resultado un coloquio interesantísimo descubrir cómo piensan ambos sobre esos sinvergüenzas que engañan al público con mentiras.

Sin embargo, las mentiras sí tuvieron un recuerdo en la entrevista. La Quintana recordó al presidente que ha incumplido muchas veces promesas anunciadas firmemente, y puso como ejemplo el haber prometido que si alcanzaba el Gobierno nunca aceptaría ministros de Podemos, porque de hacerlo no conseguiría dormir tranquilo. Para la entrevistadora no hay duda de que mintió al decirlo, y parece que no ha pasado ninguna noche en vela. En opinión de la televisiva, eso es una mentira a toda la población española, pero el presidente afirmó impertérrito: “No he mentido, sino que he cambiado de opinión”, una sutil diferencia propia de las argucias jesuíticas para pecar sin cometer pecado.

A la siguiente pregunta, acerca de cuántas veces ha cambiado de opinión en este tiempo de su presidencia, no quiso responder: seguramente no sabe contar tantas cifras. Pero un presidente de un Gobierno que cambia de opinión fácilmente no es de fiar, los ciudadanos no pueden confiar en su palabra vacilante. Eso es lo que sucede en los países civilizados, pero en el reino borbónico de España todo es diferente, como anunciaba el eslogan turístico puesto en vigor durante la dictadura fascista: “España es diferente.” Como bien sabemos, es la única verdad que se dijo en ese tiempo, y todavía estamos pagando las consecuencias.

ARTURO DELVILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO     



Comentarios
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Dos pillos   |2023-07-05 12:34:27
que se temían mutuamente
Alf   |2023-07-05 12:35:17
la entrevista empezó con tono, y enseguida se descafeió
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