
Las explicaciones que se merecen, primero los trabajadores despedidos, los emeritenses y los extremeños por igual, deben aclarar cómo se ha optado por realizar un gasto de 30.000 euros en indemnizaciones en lugar de la readmisión de estos trabajadores que habían desarrollado su labor como temporales desde 2003. Cómo se ha llegado a esta decisión, cuando es público y notorio el posicionamiento contrario del Ayuntamiento de Mérida, el Comité de Empresa, las AA.VV., la Asociación de Comerciantes, mientras amparan al Gerente la Consejería, el silencio de la Diputación y la ausencia del Ministerio.
Las aclaraciones deben ser extensas y convincentes cuando las ofertas de empleo para nuevos arqueólogos, temporales, no han cesado desde el despido en Enero de 2008, en la actualidad, Mayo de 2009, hay cinco arqueólogos contratados. Las explicaciones deben ser nítidas para comprender cómo en el Consorcio (Administración Pública), el Dtor. Gerente en su nombre y reconocido en el II Convenio, tiene potestad para contratar directa y personalmente a los arqueólogos temporales, sin que existan para ello un listado de profesionales, previamente baremado en el que se reconozcan méritos, experiencia, antigüedad que evite el clientelismo y el enchufismo. ¿Por qué a estos dos profesionales que han trabajado estos últimos años con seriedad y honestidad no se les ha vuelto a contratar? La respuesta podríamos encontrarla en la defensa que estos arqueólogos han hecho de su dignidad. Jóvenes que creyéndose amparados por una Ley para la mejora y la calidad en el Empleo, ejercieron un derecho que les fue reconocido en los Tribunales; de lo Social en primera instancia, convirtiéndose en firme en el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.
Aunque jóvenes, sabemos que las cosas de palacio van despacio, esperanzados en que tales desvergüenzas no pasan desapercibidas para los políticos responsables, sí estamos experimentando “el agrio sabor del revanchismo personal, de la persecución profesional y del ostracismo de la que fue nuestra casa”. Por el contrario contamos con el apoyo de nuestros compañeros, el aliento de los profesionales que nos han visto crecer como personas y arqueólogos, el apoyo de la ciudadanía emeritense y extremeña que en tantas ocasiones nos han mostrado (más de quinientas firmas). Fuerzas que hemos tenido en los momentos de flaqueza y desesperación, para denunciar el abuso de la temporalidad, buscar la estabilidad y en definitiva defender nuestra dignidad como trabajadores.
Por todo ello, pedimos que el poder gaste sus energías en construir estabilidad en el trabajo en lugar de destruir empleo con los despidos. Nos resistimos a pensar que con 30.000 euros se pague la dignidad de dos trabajadores, la solución dista bastante de lo dictado hasta la fecha. Esperanzados en otro final, recapaciten un solo minuto.
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