Roberto Centeno
El disparate económico de la semana ha sido la publicación de toda una serie de indicadores de coyuntura, que dibujan con absoluta claridad que España se encuentra a las puertas de la segunda depresión de su Historia – la primera fue en 1818, consecuencia de la guerra de la Independencia, la más sangrienta y devastadora de nuestra Historia y de la pérdida de América, y que duraría más de veinte años - nuestra economía está evolucionando en forma de L, en el sentido de que experimentaremos un fuerte deterioro económico en 2009 y 2010, para estabilizarnos después durante un periodo que puede durar diez o doce años.
Y esto no es catastrofismo, ni tampoco un juicio de valor, son matemáticas, y extrapolación estadística de las tendencias más obvias. El propio ‘Financial Times’ señalaba hace unas semanas que “España encara la perspectiva de algo peor que una recesión, una depresión de tipo nunca visto”.
Pero vayamos a los hechos. El primer indicador han sido los datos de paro, una cifra sencillamente terrorífica, 740.000 nuevos parados, pero con tres agravantes, el primero que la población activa ha dejado de crecer, por lo que la totalidad del paro ha sido destrucción de empleo, España es responsable de la destrucción de nueve de cada diez empleos en Europa, el segundo, que el Plan E había creado hasta fin de marzo más de 100.000 empleos temporales que volverán al paro en unos diez meses, pero que de momento aparecen como empleados, y el tercero, que hay 200.000 personas afectadas por algún ERE, que no se incluyen en el cómputo.
Pues bien, haciendo abstracción de todo lo mencionado, y haciendo abstracción también de que la nueva metodología implantada por el INE desde enero 2005, a mayor gloria de Zapatero, infravalora la cifra de paro en 600.000 personas, p.e. considera empleadas a tiempo parcial a aquellas “personas que realizan trabajos no remunerados para su propia familia”,que ya es abstraer, si ese ritmo prosiguiese, y no hay ninguna razón para pensar lo contrario y muchas de que se acelere, a fin de año habremos superado los seis millones de desempleados, o una tasa de paro del 26,1%, y del 43% el paro juvenil, y eso, señoras y señores oyentes, es una depresión.
Y ayer conocimos también la caída brutal del superávit de la Seguridad Social en el primer trimestre. De 14.400 millones de euros a fin 2008 hemos pasado a 7100, o sea hemos perdido la mitad del superávit en solo tres meses. Hace solo siete días, no siete semanas ni siete meses, Zapatero afirmaría en el congreso sin inmutarse, y los cantamañanas de la Oposición le escucharían sin decir ni pío, que “el superávit de la Seguridad Social se mantendrá en 2009 y en los próximos veinte años, lo que nos permitirá seguir subiendo las pensiones mínimas, y mejorar las prestaciones de la seguridad social”, ¿cómo se puede ser tan mentiroso, tan farsante y tan trilero, y engañar así a los ciudadanos cuando ya tenía que conocer los datos de marzo?, pero sobre todo, ¿cómo se puede ser tan miserable para engañar a 8,5 millones de jubilados, muchos de los cuales solo cuentan con la pensión para sobrevivir? Al ritmo actual, el superávit habrá desaparecido a 30 de junio, y tendrá un déficit de más de 10.000 millones de euros a final de 2009. En otras palabras, la seguridad social está quebrada, tanto que hoy mismo Zapatero ha tenido que viajar a Bruselas, para recibir un tirón de orejas de la Comisión por la insostenibilidad del actual sistema de pensiones, y la necesidad de la reducción urgente de la deuda pública. Y eso, señoras y señores oyentes, es una depresión.
Y también conocimos ayer el cierre de las cuentas del Estado en el primer trimestre, donde se ha pasado de un superávit de caja de 1.100 millones en el mismo periodo de 2008, a un déficit de 11.000 millones, lo que a nivel año supone un déficit de 44.000 millones, a lo que debemos sumar los gastos que van directamente a deuda y que no aparecen como déficit, pero que forman parte de la diferencia entre ingresos y gastos del estado, que es lo relevante, los 8.000 millones del Plan E de estafa, el manguerazo de 9.000 millones que va a entregar Zapatero a las CCAA, fundamentalmente a Cataluña, para que sigan despilfarrando, los 9.000 millones del salvamento de CCM, para tapar loa agujeros de un dinero que ha desaparecido, y algunos se han llevado a carretadas, y que ni el PP ni el PSOE quieren investigar, y los 20.000 millones de inversiones en infraestructuras, que van por el Titulo VIII, directamente a deuda. Total, 90.000 millones de euros, o el 9% del PIB de diferencia entre ingresos y gastos del Estado, tanto si va a déficit como si va a deuda, a lo que hay que sumar el agujero de las CCAA y los Ayuntamientos, en conjunto un socavón del 14% del PIB. Y eso es, señoras y señores oyentes, es una depresión.
Y por último, el Banco de España, acaba de publicar que el PIB se redujo un 1,8 % en el primer trimestre, la mayor caída en 60 años, equivalente al – 7,2 % para todo 2009, pero donde lo peor no es la cifra en sí, que también, sino la tendencia, que ha empeorado extraordinariamente desde el trimestre anterior, cuando la caída fue del 1%, y además, todos los indicadores adelantados, como pedidos industriales, visados de superficie a construir, etc, muestran que el próximo trimestre será aún peor. Y así las cosas, Zapatero se ha embarcado en una autentica orgía de gasto sin limite ni control, financiado con endeudamiento, que no solo nos lleva a la depresión, sino también a la ruina, una ruina que solo pagaremos nosotros, sino también nuestros hijos y nuestros nietos a los que estos miserables que nos gobiernan han decidido endeudar de por vida.
Comentarios |
|