Es casi un axioma afirmar que la socialdemocracia ejerce de violinista por su naturaleza y compromiso con el capitalismo, esto es, cogen el violín con la izquierda (cuando llegan elecciones y apelan a los trabajadores con el consabido «que viene la derecha») pero tocar, lo que se dice tocar, lo hacen luego con la derecha. Hoy en el Congreso UP votó -junto al PSOE- no hacer pública la llamada hoja de servicios del torturador conocido como Billy el Niño. Ante el escándalo del asunto (recordemos las lágrimas de Pablo Iglesias al tratar el tema en la anterior legislatura), al cabo de las horas han rectificado diciendo que fue un «error». ¿Un error?
El sentido del voto se suma al efectuado hace unos días cuando a propuesta de la CUP se pedía que se citara al rey Felipe VI por los contratos y posibles mordidas con Arabia Saudita, UP salió raudo a proteger con sus votos a la corona para que no tuviera que dar explicaciones. No estamos ante errores y problemas de lecturas sino a la constatación de dónde están y para qué han venido.
Aunque UP vote ahora, tras corregirse, por hacer público el curriculum de Billy el Niño, la pregunta es ¿se puede compartir gobierno con un partido que protege a torturadores?. ¿No les apesta el pragmatismo hasta provocarles vómitos? Ya pueden repetirnos mil veces que gracias a su gestión en el gobierno han subido el salario mínimo 50 euros. Llegado el caso habrá que recordarles que no es un precio demasiado alto para comprar la dignidad.
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