¿Sabes quien soy yo monino?
Sí, el rey de España al que mi papá sucederá
La condena del franquismo que nunca llegará desde la monarquía (desde la Jefatura del Estado).Ni con ni sin exhumación.El régimen aleccionó a sus criaturas para que el «atado y bien atado» quedará en la adn de una sociedad mayoritariamente anestesiada o en su caso reprimida por el franquismo. Que el golpista Jefe de Estado, Francisco Franco, digitara que tras él venía una monarquía, era una manera de hacer continuar la derrota republicana. Raudas aceptaron algunas fuerzas sociales y políticas que salieron a la calle a explicar que se trataba de una monarquía parlamentaria, es decir, que estuviéramos tranquilos que no sería una monarquía absolutista medieval (toda una concesión por la que deberíamos agradecerles de por vida).
La ilegitimidad de la corona al frente del Estado no la salta siquiera que aparezca en una Constitución votada hace cuarenta años con el chantaje de «esto (el paquete completo) o la dictadura». Juan Carlos de Borbón y sus herederos no pueden condenar el franquismo porque vienen de él, el agradecimiento por haberlos sacado del exilio portugués para ponerlos al frente de la Jefatura de Estado sin urnas por medio es eterno. Se ha sabido que la sola idea de una consulta popular en su día fue descartada por Adolfo Suárez ante la posibilidad de perderla, ya que los borbones iban a necesitar más tiempo publicitario para ser vendidos entre una población muy alejada de sus majestades.
Así pues tampoco esperemos de Felipe VI que tras la exhumación de los huesos del asesino salga a la palestra a condenar la dictadura. El viejo axioma de no tocar la mano que dio y da de comer, es respetado por la Zarzuela, aunque ese silencio es demasiado espeso y los retrata.